Tratamientos para después del verano
La exposición al sol y al agua del mar y de las piscinas somete nuestra piel a una serie de cambios que pueden modificar su textura o tonalidad, sobre todo si no hemos utilizado fotoprotección de forma constante.
El principal efecto del sol sobre la piel tras cortos períodos de exposición suele ser la pérdida de hidratación. Además, puede producirse un leve engrosamiento de las capas superficiales —un sistema de autoprotección que activa nuestro organismo ante las agresiones externas— y pueden aparecer manchas, tanto híper como hipopigmentadas. Las personas con patologías que alteran la pigmentación de la piel, como el melasma, pueden sufrir descompensaciones que hay que abordar.
Objetivo: recuperar textura, brillo y elasticidad
Existen una serie de tratamientos estéticos que pueden ayudar a que tu piel vuelva a la normalidad. Los peelings, químicos o físicos, ayudan a exfoliar la capa superficial de la piel disminuyendo arrugas superficiales y manchas. Los tratamientos hidratantes, como la mesoterapia o el plasma rico en plaquetas, devuelven a la piel el brillo y la elasticidad.
Es importante recordar que la exposición solar prolongada sin la fotoprotección adecuada aumenta el riesgo no solo de fotoenvejecimiento, sino que también puede propiciar la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel.
Para la zona periocular, donde la aplicación de crema fotoprotectora puede resultar complicada, es importante usar gafas de sol con los filtros UV adecuados y con certificado de homologación europeo.
Si recientemente has notado la aparición de alguna lesión en la región palpebral, es importante revisarla.

