Esta patología es inicialmente asintomática y puede derivar en una ceguera total. Los antecedentes familiares de glaucoma constituyen un factor de riesgo añadido, y es especialmente relevante la incidencia de la afección entre hermanos.
El riesgo de tener glaucoma se incrementa hasta 10 veces cuando un hermano o una hermana sufren esta afección. Una patología que tiene un componente hereditario muy acentuado, aunque esta predisposición genética se modula con otros factores, como el estilo de vida o el uso de determinados fármacos.
En cualquier caso, el elemento genético es esencial y, al tratarse de una patología que en sus primeros estadios es completamente asintomática, recomendamos que las personas con antecedentes familiares de glaucoma se sometan a un control anual preventivo.
El glaucoma es una enfermedad crónica. Afecta al nervio óptico, que va perdiendo fibras nerviosas y eso se traduce, en sus primeros estadios, en pérdida de visión periférica. En fases avanzadas puede desencadenar una pérdida total de visión. Los cambios en la visión que se producen al inicio son imperceptibles para el paciente. La buena noticia es que un diagnóstico precoz puede frenar la progresión de la enfermedad.
Los tratamientos del glaucoma son diversos y el estudio de las características de cada paciente es imprescindible para mantener a raya la patología. Tradicionalmente, los colirios hipotensores son la terapia más prescrita para controlar el glaucoma. Más allá de los efectos secundarios que pueden generar estos tratamientos, que han de vigilarse para sustituirlos si es necesario, lo fundamental es la constancia en la aplicación de estos colirios —lo que en términos médicos denominamos la adherencia al tratamiento.

