La cirugía escleral consiste en colocar unos explantes (materiales de silicona) para suturarlos en la pared del globo ocular donde normalmente se producen las roturas de retina.
Se suele aplicar en casos de desprendimiento de la retina para facilitar el taponamiento de los desgarros retinales y la adherencia de la retina a la pared del ojo.
Hoy en día, el uso de esta técnica aislada ha quedado reducido a casos muy concretos de desprendimiento de la retina. Generalmente, se opta por técnicas de vitrectomía posterior combinadas con cirugía escleral.
Esta intervención suele llevarse a cabo con anestesia local, además de sedación del paciente.